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viernes, 12 de febrero de 2016

¿Por qué Tributamos?

¿Por qué tributamos?
Esta  interrogante podría ser respondida quizá por nuestro inconsciente, ya  que desde un inicio, los grupos humanos que se convirtieron en las sociedades actuales, necesitaron la presencia e integración de personas que buscaran fines específicos como la subsistencia, he ahí la  necesidad diríamos de que sus integrante estén en la capacidad de aportar y cumplir,  con esos fines más aun si  tenemos en cuenta de que estos grupos enfrentaban un entorno hostil.  Esta necesidad  fue arraigándose y creciendo con la evolución de las sociedades primitivas pasando desde la etapa feudal hasta la configuración de los actuales estados.

Pero no todas las relaciones cambian y es así que una mirada retrospectiva de nuestro pasado, veremos que siempre se concibió los niveles de jerarquización dentro de la  estructura social, ya que como en toda organización están los individuos que  dirigen y asumen el rol de dominador, y aparece  entonces la  relación cuasi necesaria con el dominado. Entonces ¿acaso es producto manifiesto de dichas relaciones los  tributos?, la respuesta es afirmativa, explicándose así que a lo largo de la historia de la humanidad estos tributos no solo llegaron a comprender desde la vida de las personas, propiedades, trabajo, sino todo aquello que fuera exigido a los súbditos por los dominadores.

¿Y porque denominarlos tributos? Etimológicamente el significado de la palabra lo justifica, pues esta denota todo tipo de “carga” en forma de dinero o en especie que recae sobre los que son parte conformante del estado, con esa idea podemos ahora entender que tales relaciones de dominación  que hicimos alusión no continuarían, pues estaba en formación la concepción de estados moderno. Claro que cuando comenzó a maquinarse esta idea, que partían de la innovación jurídica con implementación de leyes y organización del estado, se hizo necesaria la complicidad de los dominados con aquel sector dominante, es así que la figura del tributo concebida como carga, usando a la normas jurídicas como medio, paso a denominarse Impuesto, tomando una apariencia jurídica pues ahora es la ley la que la impone, de tal forma que pueda llegarse a crear una nueva concepción más suave de tributos como es el caso de las contribuciones.

Es así que inconscientemente aceptamos que  el aparato gubernativo del estado encargado de recaudar dichos fondos justificara su existencia, pues como bien es sabido no en vano se enuncia que el fin del estado y de sus finanzas públicas es el de garantizar el bienestar de sus ciudadanos y la satisfacción de necesidades primordiales. Pero para el cumplimiento de dicho fin se hace necesario recaudar tributos en sus diferentes manifestaciones (Impuestos, Contribuciones); sin embargo aquello no quita la idea de que el tributar no representa ningún beneficio directo, más aun con ineficiencia del estado en la satisfacción de las necesidades primordiales.


Pero es innegable que formamos parte de un estado y queramos o no debemos de tributar, por el carácter obligatorio de los tributos, y  además de que gran parte  nuestro presupuesto sienta base sobre los tributos recaudados; dicho de otro modo, bajo este sistema solo queda fomentar una cultura tributaria responsable, pues el estado no produce ingresos propios y se hace necesaria la satisfacción de las necesidades primordiales como salud, educación. Eso no descarta la necesidad y exigencia de que el tributar este directamente relacionado con la capacidad contributiva, y no por el contrario sean el común de los contribuyentes aquellos que soporten  la carga impositiva.

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